En el colectivo LGTBIQ+, trabajar la autoestima es aún más importante, porque las heridas de rechazo, homofobia interiorizada o presión social suelen minar nuestra confianza. La terapia Gestalt y la terapia afirmativa ofrecen herramientas muy potentes para este proceso.
Escucha qué frases limitantes aparecen en tu día a día: “No valgo”, “No soy suficiente”, “No me van a querer”. Ponerles nombre es el primer paso para cuestionarlas.
La autoestima también se siente físicamente. La práctica de grounding (sentir los pies en el suelo, respirar profundo) ayuda a habitarte con seguridad.
Trátate como tratarías a alguien que quieres. En lugar de exigirte perfección, permítete equivocarte y aprender.
Haz una lista de pequeños avances diarios. No importa la magnitud: cada paso cuenta para construir confianza.
Un proceso terapéutico te da un espacio seguro donde explorar tus heridas, desmontar creencias y fortalecer la relación contigo mismo.
Mejorar la autoestima no se trata de alcanzar un ideal, sino de aprender a reconocerte como suficiente aquí y ahora. Es un camino de paciencia, ternura y autenticidad.
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